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viernes, 28 de marzo de 2014

Vos sí que te hiciste rogar.




Tardás nueve meses en nacer y encima aguantás adentro dos semanas más. Tu mamá está por explotar y para mí sos el Bicho. ¿Serás nena o nene? No te puedo dar forma y tampoco se cómo nombrarte.
Hoy por fin sonó el teléfono.
-Nació. – Es tu mamá. Se escucha como si estuviera en tu casa, retando a tus hermanos o cebando mate, no como si acabara de salir de una cesárea.
-¿Es nena o nene?
- Es nena.

Pasa lento el día en la oficina. Por fin salgo y tomo el colectivo. Llego de noche a La Plata. El hospital está en silencio. Dos hombres me frenan en la entrada y no me quieren dejar pasar. Les explico que estaba trabajando y no pude venir antes, que es un ratito, que soy tu madrina. Me dejan.
Me pierdo en la maraña de pasillos y escaleras en penumbras hasta que otro hombre me frena.
-Te puedo averiguar en qué sala está y cómo está. Nada más.
Se va preguntando por tu mamá.
-Creo que es la sala 9- le alcanzo a decir.
Me escucha y vuelve.
-Está bien, pasá. Pero lo ves y te vas.

Son varias madres en la misma sala, cabeceo ansiosa. En el fondo veo una cara conocida, me acerco.
Ahí estás. Con los ojos cerrados prendida de una teta.

Hola ahijada. Te hiciste rogar.

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