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domingo, 25 de mayo de 2014

Autopista


Me despierto porque el colectivo no se mueve. Relojeo la ventana y cierro los ojos. Media hora después el Costera sigue con el motor prendido pero paralizado en plena autopista. La gente se empieza a mover. Escucho a un tipo hablando por teléfono:la autopista está cortada. Más de la mitad del colectivo ya está vació, mis compañeros de viaje se bajan y avanzan bordeando los autos. Yo me quedo, no se dónde estoy y no se a dónde van.
Pasan los minutos y nada. Me bajo a fumarme un cigarrillo y de paso a tratar de enterarme cuál es la situación. El chofer está hablando con un colega de la misma empresa que espera más atrás. Se me acerca y me dice sin mirarme, disimulando.

-Subite al otro que tienen una emergencia médica y los van a dejar pasar.

Dudo. El otro colectivero me cabecea cómplice por la ventana. Tiro el cigarrillo y corro. En la puerta una chica con una remera gris que dice “Ejército” nos apura.

-¡Vamos! No duden, tiren el cigarrillo y suban.
-¿Para cuánto te queda? - le pregunta la chica Ejército a la señora del asiento de adelante que respira gracias a un tubo de oxígeno.
-Una hora.

Adentro la gente se queja, “que no puede ser con estos negros de mierda”. La chica Ejército explica que hace una semana que están sin luz, por eso protestan. Vamos despacio por la banquina.

-Tenemos una emergencia médica, una señora con oxígeno- le explican a los pibes que están cortando.
-Pasen. Ambulancias y emergencias médicas pueden pasar. Pasen.

Bordeamos las columnas de fuego, esquivamos a la gente que se largó caminando, esquivamos a los pibes de palos y pañuelos. Pasamos. Unos metros más adelante frenamos para levantar a una mujer que camina por el medio de la autopista. Está llorando.

-Calmate, ya está- dice la chica Ejercito
-¿Qué te pasó? ¿qué te hicieron?- pregunta el colectivero

La mujer angustiada no puede hablar. Balbucea que no le pasó nada, que no le hicieron nada. Alguien la alcanza agua.

-No me hicieron nada. Pero me bajé del colectivo y cuando empecé a caminar escuché a la gente que decía que no nos iban a dejar pasar. Que estaban armados. Que nos íbamos a quedar toda la noche. – la chica sigue llorando- me asusté. Porque viste que cuando estás sola… pero son chicos. El más grande debe tener 16 años, son chicos.

Entramos a La Plata y el chofer se empieza a despachar.

-Esto es la democracia. Hay que meterle bala a estos negros de mierda. Pero claro, después salen los de Recursos Humanos a decir que les pegaste.

Una señora remata.
-Así estamo desde que se inventaron los Derechos Humanos.

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